El objetivo de los encuentros bilaterales es que dos de las diferentes organizaciones y carismas que conforman Plapa puedan intercambiar “uno a uno” sus experiencias de prevención y acompañamiento de las adicciones en sus propios territorios.
El 6 de septiembre realizamos un encuentro muy especial, que de alguna manera marca un hito en la historia de Plapa, porque se llevó a cabo -de manera virtual- el primer encuentro bilateral entre miembros de la Pastoral Latinoamericana de Prevención y Acompañamiento de las Adicciones.
La Casa María Revive -de Cartagena, Colombia- se conectó con el Centro Barrial San Alberto Hurtado -el primer Hogar de Cristo de Buenos Aires, Argentina- y del encuentro surgió un fecundo diálogo e intercambio de testimonios y de experiencias entre los miembros de ambos dispositivos de prevención y acompañamiento de las adicciones.
Mochi -directora de la Casa María Revive- contó que el Papa Francisco visitó Colombia en septiembre de 2017, “y en octubre abrimos esta casa. Las personas de la calle llegaban muy perdidos, se bañaban, comían y volvían a la calle. Al poco tiempo decidimos ponerle un poco más de disciplina a la casa, pusimos un horario de entrada, y eso nos hizo crecer. Somos una obra pequeña e incipiente”.
La casa María Revive está encomendada a la Virgen de la Merced “liberadora de los encadenados y esclavos”. Aquí se recibe a las personas en situación de calle y consumo “siempre con La Palabra de Dios. Les ofrecemos asistencia en salud, realizamos los trámites administrativos de documentos de identidad -que aquí en Colombia no son fáciles de hacer-, y muchas de las personas validaron su bachillerato. Otros regresaron con sus familias después de muchos años de ausencia. No cumplimos una tarea solamente asistencial, sino humanitaria” comenta Mochi, que está en un salón repleto de varones, algunos con barbijos, doblemente conectados con una computadora y un celular.
De las diferentes participaciones de los miembros de María Revive -que saludaron cariñosamente a “nuestros hermanos argentinos”– quedaron resonando en el aire frases fuertes, esperanzadoras y muy emotivas. De hecho muchos de los varones que hablaron se emocionaron hasta las lágrimas:
– “Acá nos mandan pál médico”,
-“Gracias a Dios acá nos bañamos”,
-”Desde que salí de la calle tengo el talento de la música, soy músico y canto”,
-“Yo antes comía de la basura. Gracias a Dios en esta casa me han brindado todo el apoyo. Estuve convaleciente de una pierna y me han ayudado en eso también”,
-“Yo nunca pensé que iba a llegar a un lugar como éste donde recibimos el aprecio y el valor que en la calle no recibíamos”,
-“Hace un mes que no fumo absolutamente nada, por la Misericordia de Dios”,
-”Aquí me han brindado todo el amor que se le puede brindar a un ser humano”.
Ante cada testimonio, las mujeres y varones del Hurtado y de María Revive aplauden y alientan. “¡Fuerza!” “¡No aflojes!”.
Tocó el turno de que hablaran los miembros del Centro Barrial Hurtado. Empezó Maximiliano, acompañante par: “El Hurtado es un lugar mágico. Uno llega acá con desesperanza. Venimos del consumo, desganados, mal. Y acá encontramos amigos. Cuando conocés el Hogar de Cristo ya no estás más solo, somos una familia. Acá vienen de la calle a proyectar una mejor forma de vivir y salir a batallar con las herramientas que nos da el Hogar. Mucha gente no tiene familia, y necesitás una familia, y los amigos acá son una verdadera familia”. ¡Aplausos virtuales!
Ahora Yolanda, “Yoli”, la directora del Hurtado, presenta al centro barrial: “Nosotros pertenecemos a la parroquia Caacupé, estamos en el barrio 21-24 y Zavaleta en la ciudad de Buenos Aires, es un barrio popular, con carencias, aquí a los barrios los llamamos villas. Hay mucha variedad de población y de consumo. Los Curas Villeros pudieron discernir qué camino tomar, cuál sería la respuesta de la Iglesia ante esta realidad. Y la respuesta son estos lugares donde recibimos a las personas de la calle, y muchos inician aquí su proceso”.
Yoli comenta cuál es la dinámica del Hurtado, que abre sus puertas de 10 a 16: “Desde antes de abrir la puerta a las 10 de la mañana acá hay gente limpiando y preparando el desayuno para recibirlos con algo calentito. Ele deja a sus niños en la escuela y viene a preparar el desayuno. Hay madres que colaboran con este hogar de modo cariñoso y voluntario, pensando en los demás”.
Sigue Alejo que quiere comentar qué significa para él el lema de los Hogares de Cristo “recibir la vida como viene”. Esa frase la dijo el Arzobispo Jorge Bergoglio -hoy Papa Francisco- un jueves santo de 2008 cuando realizó aquí mismo, en el Hurtado, el lavatorio de pies a jóvenes en consumo y quedó inaugurado el primer Hogar de Cristo -hoy hay más de 200 en todo el país-. “Nosotros acá, a pesar de las macanas, somos una familia. Solucionamos los problemas, y no nos encerramos en nosotros mismos”.
Ana dió su testimonio: “Soy parte del equipo de acompañamiento del Hurtado. Vivo en un barrio vulnerable. Y creo en la misión, en un plan de Dios para cada uno de nosotros. Los lunes hacemos la Noche de la Caridad: caminando los pasillos de la villa llevamos viandas de comida. Por acá hay necesidad y exclusión”.
Luego se inició una ronda de preguntas. Empiezan preguntando los varones de María Revive: “¿Cómo podemos ayudar a un ser humano sin perjudicarnos a nosotros mismos? Del Hurtado responden: “Con amor, cariño, con la certeza de lo que estamos haciendo”. Otra respuesta: “Primero con la voluntad de querer estar bien. Uno al estar bien tiene ganas de ayudar al caído. Estar fuerte uno mismo para poder ayudar y no volver a caer”.
Un hombre de 51 años de María Revive quiere contarnos su historia: “Viví en la calle bastante tiempo, y aquí aprendí a componer mi situación. Estaba apestoso por la calle, consumiendo, me dí cuenta de que no se puede vivir la vida así. María Revive me ha enseñado a soportar las cosas: la tristeza, la melancolía, el desprecio, porque estaba hediondo. Gracias a María revive”. Aplausos.
Santiago despertó aplausos y vítores: “Todavía estoy aprendiendo lo que es el amor. Yo soy un hijo pródigo. Abandoné mi casa. Aprendí que el ingrediente básico para sostener los lazos afectivos es el amor”. Y lanzó una pregunta para los del Hurtado: “¿Qué representa para ustedes el amor? ¿Cuál es el fruto representado?
Anahí, del Hurtado, quiso responderle: “Vengo desde hace años a este lugar. Tuve mis internaciones. Y pienso que para poder dar amor se tiene que querer a uno mismo primero, se debe tener amor propio. Por ahí nace el amor: primero el amor propio para poder dar amor al prójimo”.
Siguió el testimonio impactante de un miembro de María Revive: “Tuve mi mujer, mi casa, mi moto, pero la droga me dejó en la calle. Tuve un momento de querer quitarme la vida, porque un espíritu de muerte me hablaba al oído, pero María Revive fue una experiencia exitosa. Acá recibí amor y cariño incondicional, hice amigos. Y sigo mi proceso”.
Un varón del María Revive, con barbijo, dice: “La familia ha crecido. Soy habitante de la calle. He pasado por todos los trabajos en la calle (se emociona). Agradezco a María Revive que nos ha dado todos los apoyos y nos ha sacado adelante. Que Dios me los bendiga”.
Ya finalizando el encuentro, Mochi nos quiere presentar a dos personas “que no son empleadas, son los ángeles de esta casa. Ellas me apoyan incondicionalmente. La carga es liviana cuando Dios nos manda ángeles que nos ayudan a cargarla. Acá no hay jefes, hay una cabeza y un orden, pero aquí nadie es más que nadie” dice Mochi y nos presenta a Magali y a Atala.
Magalí: “Con ellos compartimos tristezas y alegrías”.
Atala: “Con la ayuda de Dios nada es imposible y pueden salir adelante”
Cierra el encuentro Yoli: “Este es un momento crucial para todos, porque hemos visto muchas coincidencias, o más bien “diosidencias”, porque esto es una obra de Dios. El Papa Francisco lavó los pies aquí, en el inicio de este primer centro barrial del Hogar de Cristo, y a ustedes en 2017 el Papa Francisco les recibió la ofrenda cuando hizo su visita a Colombia. Eso ya indica un nexo comunicativo de los dos lados. Estos nexos comunicativos que nos unen nos invitan a seguir contándonos y contagiándonos. Un sueño nuestro es que María Revive sea parte del Hogar de Cristo” dice Yoli y se escuchan aplausos y vítores desde Colombia.
Yoli aprovecha el entusiasmo para presentar al equipo de “El Hurtadito”. Cintia, Yaya e Iván nos cuentan que “El Hurtadito es un espacio de infancia que funciona desde hace 5 años, porque aquí vienen las mamás y los papás que inician sus procesos con sus niños. Acompañamos a los niños desde el amor, el abrazo y la escucha. Empezamos no teniendo nada, solo una silla y un juguete, en el patio. Al año, por la Providencia, pudimos construir nuestro propio lugar”.
El encuentro debe concluir, ya es la hora de preparar el almuerzo en el Hurtado, pero hay muchas ganas de seguir hablando y compartiendo experiencias. Dice Mochi: “Nosotros somos un enanito al lado de ustedes. Lo que se puede lograr por la gracia de Dios me parece bello y esperanzador”.
Y continúa contándonos cuáles son los talleres de María Revive. “Aquí hay dos estudiantes de psicología que hacen prácticas, una psicóloga que hace dinámicas de resolución de conflictos y una psicoterapeuta que atiende casos individuales. Y tenemos talleres de formación, hacemos canastos, bisutería, panadería, pintura, que recién ahora los estamos reactivando luego de la pausa por la pandemia”.
Surge una pregunta de la gente del María Revive: “Qué proyecto tienen a futuro para el habitante de la calle? Responde Yoli del Hurtado: “Recibimos a personas en situación de calle y luego de una entrevista vislumbramos qué acompañamiento necesita esa persona. Y a partir de ahí se abren posibilidades”. Ana, del Hurtado, comenta: “Hay diferentes recursos pensados desde el Estado y las políticas públicas, como un subsidio habitacional para un alquiler, hasta que la persona finalice su proceso”.
Yoli agrega: “Es importante trabajar en la autonomía de los que vienen. Intentamos respuestas para cada uno. Algunos hacen terapias, o participan en grupos terapéuticos con nuestra psicóloga Carolina, aquí presente”.
Ahora sí, para finalizar, la gente del María Revive nos muestra unas hermosas carteras que realizan con material reciclado -las cintas de embalar que se usan a nivel industrial-. Para obtener ganancias de la venta de carteras realizarán una feria. Antes realizaron un emprendimiento con jabones usados que les donó el Hotel Hilton, que luego de un proceso de limpieza y reciclado los usaron para el baño y la ropa los mismos habitantes de María Revive.
Pero no finalizamos aún. Mochi presenta “a la única mujer de esta casa, Esmeralda”, que se ubica frente a la computadora para decir unas palabras, y se emociona. Llora. Recibe aplausos de la gente del Hurtado. Se seca las lágrimas de emoción y dice. “Me gusta María Revive. He aprendido muchas cosas. Yo estaba en un parque, me han hecho de todo. Tengo 4 hijos y problemas familiares, pero no de drogas. En María Revive estudié”.
Comentan los varones de María Revive que también realizan pulseras. Alguien del Hurtado grita “Quiero un bolso pa´l mate!” Y le responden: “Les vamos a hacer pulseritas con los colores suyos, de la Argentina. ¡Viva Maradona! (risas).
Del Hurtado realizan un breve paneo del centro barrial por dentro. Uno de los primeros pibes que ingresaron al centro barrial hizo una versión personal del Vía Crucis pintado en las paredes de la cancha. En la primera estación puede leerse: “Droga igual a sufrimiento”.
Mochi apura el cierre del encuentro virtual: les dice a los varones del María Revive: “A la cuenta de tres digan, por sí o por no, si les ha gustado este encuentro”. “Síííí!!!” responden gritando los varones, sin darle tiempo a contar hasta tres.
“Que esto sea un primer encuentro de muchos. Gracias” dice Mochi. “La gratitud es nuestra, tenemos mucho para aprender de ustedes” dice Yoli. El encuentro se cierra con una oración invocando a nuestra Madre del Cielo a que vaya dando fecundidad “a ustedes bien al norte de latinoamérica, y nosotros acá bien al sur, unidos en la oración”, dice Yoli. En el María Revive se despiden con una canción, mientras en el Hurtado se dispone todo para servir la mesa.